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Intervención Humanitaria: Un problema ético


From "Sheila Mesa" <smm@wcc-coe.org>
Date 17 Apr 2000 07:38:17

Consejo Mundial de Iglesias
Crónica
Para difusión inmediata
17 de abril de 2000

INTERVENCIÓN HUMANITARIA:
UN PROBLEMA ÉTICO
Miriam Reidy Prost

Una nueva expresión para un fenómeno nada nuevo: por "intervención humanitaria" muchos entienden intervención militar multilateral en los asuntos internos de un Estado, y olvidan que su objetivo es la protección de la población civil de graves violaciones de los derechos humanos. Otros entienden esa expresión en un sentido mucho más amplio, incluyendo medidas económicas coercitivas como pueden ser las sanciones.

La cuestión de si esa intervención se justifica, o no, ha sido objeto de estudio desde hace tiempo por parte de cristianos que propugnan como respuesta a los conflictos y las necesidades humanas el restablecimiento de la justicia y la paz por medios noviolentos, y por los que consideran que la soberanía nacional es la piedra angular del derecho internacional.

La pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿qué respuesta debe dar la comunidad internacional a situaciones en las que la población de un país está en peligro y el gobierno no puede o no quiere protegerla?

El debate público sobre la intervención humanitaria llegó recientemente a su punto más álgido con la noticia del bombardeo de la República Federal de Yugoslavia por parte de las fuerzas de la OTAN. Al examinar la cuestión, en agosto de 1999, el Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), por su parte, decidió encomendar un estudio sobre la ética de la llamada "intervención humanitaria" con objeto de definir orientaciones éticas para ese tipo de intervención.

En este contexto, unas treinta personas procedentes de todas las regiones del mundo, y de medios muy diversos: juristas internacionales, especialistas en ética, teólogos, representantes de las iglesias y de otras comunidades religiosas, personal del CMI, de la Federación Luterana Mundial, de organizaciones humanitarias con sede en Ginebra, así como representantes de los países Sierra Leona, Haití y Kosovo se reunieron, del 6 al 8 de abril, en el Instituto Ecuménico de Bossey en las proximidades de Ginebra. 

El objetivo de la reunión, convocada por el equipo de Relaciones Internacionales del CMI, era reflexionar sobre el tema de la "intervención humanitaria". Los resultados de sus reflexiones se incluirán en un documento que se presentará en la próxima reunión del Comité Central en enero de 2001.

En caso de que los participantes llegaran a la conclusión de que la "intervención humanitaria" se justificaba, deberían proponer criterios acerca de cuándo y cómo debe procederse a tal intervención. Y si llegaran a la conclusión contraria, tendrían que proponer una solución alternativa como respuesta de la comunidad internacional a las necesidades de la población de los Estados que no pueden o no quieren protegerla.

Diversos aspectos del problema
Breves ponencias sobre las perspectivas éticas, teológicas, morales, así como sobre los puntos de vista regionales, seguidas de un debate presidido por Bethuel Kiplagat, ex alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Kenya, ayudaron a determinar diversos aspectos de ese problema que suele calificarse de cuestión muy compleja.

Proteger a la población sin recurrir a la violencia
Uno de esos aspectos importantes es la tensión entre la responsabilidad de la comunidad internacional de proteger la población civil cuyos derechos humanos hayan sido objeto de graves y numerosas violaciones, por una parte, y, por otra parte, el imperativo de evitar el recurso a la violencia - es decir dar prioridad a todos los otros medios de que se disponga para evitar el desencadenamiento de una crisis.

Elizabeth Arcinegas, procedente de Colombia, dijo que la historia de su país es una larga historia de intervenciones, de las cuales la más reciente es la de Estados Unidos en la llamada "guerra de la droga". Esas intervenciones han sido rara vez "humanitarias". "Ellos nos dan la tecnología y nosotros les proporcionamos los muertos", comentó. Según ella, respuestas más pertinentes a los problemas políticos y económicos de Colombia serían: la solidaridad de las iglesias del mundo, la organización de una campaña internacional para hacer presión sobre las instituciones internacionales por lo que respecta a la deuda externa, el fomento de los intercambios comerciales y un mayor apoyo a los movimientos populares.

Razones no explícitas
Otro aspecto importante está relacionado con las verdaderas razones de esas intervenciones. La "intervención humanitaria" es muy selectiva. ¿Por qué se interviene en algunos casos y en otros no? Los participantes señalaron que la etiqueta de "humanitaria" suele ocultar objetivos menos loables relacionados con los intereses económicos y geopolíticos de los países más poderosos. Sin embargo, aunque una respuesta selectiva y ambigua a los sufrimientos pueda considerarse como un fracaso moral, ¿podemos deducir que la comunidad internacional debería abstenerse de actuar cuando existe una real voluntad política de hacerlo?

Al examinar la situación de Oriente Medio, Salpy Eskidjian, procedente de Chipre y miembro del personal de Relaciones Exteriores del CMI, dijo que la forma de considerar la "intervención humanitaria" depende en gran medida del " lugar de donde uno proviene". En Oriente Medio, la política, la religión y la cultura están entremezcladas y el pasado lejano aún está presente en la mente de las gentes. "Relacionan las cruzadas con el colonialismo del siglo XIX" expresó Salpy. Todas las fronteras del Oriente Medio fueron decididas por intervenciones, y existe la impresión general de que actualmente la intervención es un instrumento en manos de los Estados Unidos. Esta opinión se ve atizada por el creciente fundamentalismo religioso. 

Eficacia de la "intervención humanitaria"
La eficacia es otro aspecto importante del problema. Uno podría preguntarse si los derechos humanos estarán mejor protegidos después de una "intervención humanitaria" o si dicha intervención permitiría un retorno a la legitimidad o al menos a la mesa de negociaciones.

Claudette Werle, ex ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Aristide, explicó que aunque las fuerzas de las Naciones Unidas hayan intervenido en Haití a pedido de la población así como del gobierno legítimo en exilio, y aunque Aristide haya podido asumir el poder, su país es actualmente más dependiente a nivel político y económico que antes.

En el caso de Kosovo, Editha Tahiri, asesora en relaciones exteriores de la Liga Democrática de Kosovo, declaró que la OTAN "había conseguido salvar a una nación amenazada de extinción".

Alimamy Koromo del Consejo Cristiano de Sierra Leona destacó que la intervención armada del Grupo de Observación Militar de la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO) en la "guerra insensata" que se libraba en su país era una "necesidad absoluta". Y gracias a las intervenciones posteriores de la CEDEAO y de las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, se había podido firmar un acuerdo. Ahora "ha llegado el momento de pasar a las negociaciones políticas", expresó.

Soberanía nacional y las Naciones Unidas
La soberanía nacional plantea otro problema. Aunque los Estados naciones son garantes del derecho internacional, de la eficacia de las Naciones Unidas y de los principios que permiten la protección de los derechos humanos, muchos de esos Estados son cada vez más débiles. Por otra parte, la soberanía nacional puede parecer una noción pasada de moda desde la perspectiva del poder económico mundializado de las sociedades transnacionales y de los "organismos por procuración" como la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Muchos países han perdido totalmente su capacidad de funcionar como consecuencia de "su autodesmantelamiento y la corrupción".

En estas circunstancias, dijeron los participantes, la autoridad de las Naciones Unidas es indispensable. Pero el hecho de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas esté dominado por las naciones más poderosas plantea un problema. Es necesario que la Organización de Naciones Unidas sea más democrática e imparcial. Debe pasar por una reforma y fortalecerse. Varios participantes observaron que el derecho consuetudinario suele ser la base de modificaciones del derecho internacional, y que es necesario que haya infracciones al derecho internacional para poder reformarlo.

La urgencia de la ayuda humanitaria puede obligar, a veces, a tomar la decisión de intervenir sin que haya sido sancionada por las Naciones Unidas. Sin embargo, actuar fuera del marco establecido por el derecho internacional puede contribuir al descrédito del derecho y, a largo plazo, puede dar lugar a un estado de anarquía internacional en el que las personas se vean privadas de toda protección jurídica. 

Quién requiere la intervención y quién interviene
Relacionada con la cuestión de la soberanía nacional contrapuesta a la autoridad de las Naciones Unidas está la cuestión de quién requiere la intervención. Algunos participantes en la consulta destacaron la necesidad de consultar con la población más directamente afectada por las violaciones de los derechos humanos (así como la importancia de fortalecer la sociedad civil tras el término de la fase estrictamente militar de una intervención).

Y otra cuestión conexa es la de quién interviene. Tomando nota del principio de subsidiaridad de las Naciones Unidas, muchos participantes destacaron el papel importante que cabe aquí a los organismos regionales.

¿Derechos universales?
La cuestión de si los derechos humanos son universales, indivisibles y están relacionados entre sí plantea otro problema. Si la "intervención humanitaria" tiene por objeto hacer frente a graves violaciones de los derechos humanos, ¿de qué derechos estamos hablando? ¿Puede justificarse una intervención militar únicamente cuando se trata de la violación de los derechos civiles y políticos? Y ¿qué ocurre cuando se violan los derechos culturales, sociales y económicos? "Si el Consejo de Seguridad reconociera las violaciones de los derechos económicos y sociales", comentó un participante, "debería prestar más atención a las señales de alerta que se dan a nivel de la base", evitando, así, el desencadenamiento de las crisis.

Considerando Asia como un todo, Yoshikazu Sakamoto de la Universidad de Tokio explica que algunas sociedades asiáticas, en especial las que tienen regímenes autoritarios, rechazan la noción de derechos universales. Para ellas, los derechos civiles y políticos son individualistas y "occidentales". Los valores asiáticos destacan la armonía comunitaria y la cohesión social. "Los dirigentes asiáticos están preocupados por el hecho de que se pueda invocar como condición en los acuerdos comerciales y de asistencia el respeto de los derechos civiles y políticos, incluido el derecho de huelga de los trabajadores", declaró Lopeti Senituli del Fiji's Pacific Concerns Resource Center.

Para la mayoría de los participantes la vida humana es sagrada y las violaciones de los derechos humanos constituyen una negación de ese principio. Ahora bien ¿cuál es la medida de la violación de los derechos humanos que pueda justificar una "intervención humanitaria"? ¿No es acaso suficiente la pérdida de una sola vida humana?

Vsevolod Chaplin del Patriarcado de Moscú de la Iglesia Ortodoxa Rusa explicó que para los creyentes ortodoxos la vida humana no es el valor supremo. En la tradición y la cultura ortodoxas, dijo, la vida terrenal no es más que una preparación para la eternidad y, por lo tanto, tiene un valor limitado. La salvación sólo es posible dentro de la Iglesia; por grupo nacional se entiende un pueblo al que se ha encomendado una misión santa. Intervención es sinónimo de conversión, por lo que proteger los objetos y lugares sagrados y preservar la integridad territorial es más importante que la vida terrenal. Por ello, es necesario preservar a todo costo la soberanía nacional y la identidad territorial.

¿Humanitaria?
Por todas estas razones que acabamos de enunciar, los participantes en la consulta no estaban de acuerdo con la expresión "intervención humanitaria". Y advirtieron que se la puede confundir con la de "asistencia humanitaria". Kirsi Madi del UNICEF confirmó que los atentados contra el personal de las Naciones Unidas y de las organizaciones no gubernamentales son cada vez más frecuentes debido a que la asistencia humanitaria suele asociarse con intervención militar.

Otro aspecto importante del problema es la falta de claridad respecto de lo que se entiende por "intervención humanitaria" en el derecho internacional y en la práctica. Se suele identificar con acciones unilaterales - y se citó como ejemplo la intervención de los Estados Unidos en Granada y Panamá- o con una acción militar multilateral decidida sin la aprobación expresa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como fue el caso de Kosovo; a veces, se ha utilizado esa expresión para referirse a formas diplomáticas y económicas de intervención multilateral.

Los participantes señalaron que "el ejercicio de la fuerza militar para matar no es un acto humanitario" dado que la acción humanitaria se apoya sobre "valores como los de humanidad, neutralidad, imparcialidad y universalidad y tiene como objetivo ayudar a la población en peligro", mientras que el recurso a la fuerza militar, incluso cuando se utiliza para apoyar esos objetivos, entraña inevitablemente atentados contra la población civil, la destrucción de bienes y otros actos de violencia deliberada."

Al finalizar, los participantes en la consulta rechazaron rotundamente la expresión "intervención humanitaria" y convinieron en que de lo que se trataba era "del recurso a la fuerza militar para apoyar los objetivos humanitarios en situaciones de crisis que resultan de violaciones en gran escala de los derechos humanos". 

Consenso
A pesar de la complejidad de la cuestión, y del tiempo limitado de que disponían, los participantes en la consulta llegaron a un consenso en favor del "recurso a la fuerza militar para apoyar los objetivos humanitarios en situaciones de crisis que resultan de violaciones en gran escala de los derechos humanos.

Este resultado se basaba en la convicción de que "todos los seres humanos son creados a imagen de Dios con una dignidad y un valor sagrados. Esta afirmación teológica fundamental se expresa mediante la defensa de los derechos fundamentales de todas las personas".

Y los participantes añadieron que "los factores económicos, en particular las injusticias flagrantes y la pobreza, están subyacentes a muchas de esas crisis... La explotación económica ha sido una realidad durante largos períodos de la historia y continúa siiféndolo actualmente...Es necesario prestar atención a la forma en que las políticas de las instituciones financieras y comerciales y las prácticas de las sociedades transnacionales influyen en las condiciones que dan lugar a la necesidad de una intervención."

Por otra parte, reconocieron que "el pecado, como violación del designio de Dios, era una realidad siempre presente". "Es a esas manifestaciones claras del pecado y el mal, o sea las violaciones de los derechos humanos en gran escala, sistemáticas y previsibles en cierta medida, a las que nos referimos". Las autoridades en el poder pueden ser causa de esas violaciones o carecer de la capacidad necesaria para hacerles frente. Y esto hace necesaria la intervención del exterior para proteger y salvar vidas...". 

Por lo tanto, "al reconocer que la intervención militar apunta a nuestro (el de la comunidad internacional) fracaso en la tentativa de evitar los conflictos, y que llevará inevitablemente la marca del pecado y de nuestra ignorancia, no tenemos otra alternativa que actuar con amor y apoyar las acciones de otros, incluida la acción militar, para poder lograr la paz y la justicia...".

Por lo que respecta a los criterios, los participantes consideraron que eran útiles muchos de los criterios propuestos en el documento de trabajo publicado en febrero de 2000 por el Consejo Mundial de Iglesias titulado "La ética de la llamada intervención militar'". Muchos importantes criterios fueron implícitamente mencionados en los intensos y amplios debates de la consulta así como cuando los participantes insistieron en la necesidad de limitar el recurso a la fuerza militar para alcanzar objetivos humanitarios.

Los valiosos puntos de vista que se expresaron en la consulta juntamente con los comentarios y reflexiones de otras personas serán la base para la redacción de un proyecto de declaración normativa que se examinará en la reunión del Comité Central del CMI en enero de 2001. Una de las dificultades que tienen que resolver los redactores es encontrar una formulación más concisa para expresar "el recurso a la fuerza militar para apoyar los objetivos humanitarios en situaciones de crisis que son el resultado de violaciones en gran escala de los derechos humanos".

El documento de trabajo "The ethics of so-called 'humanitarian internvention" (únicamente en inglés) puede solicitarse a Elizabeth Ferris del equipo de Relaciones Internacionales del CMI. 
En breve también se publicará el informe de la consulta.
Para más información, diríjanse a la Sra. Ferris: egf@wcc-coe.org.

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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 337 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.

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