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CMI - Sanciones: aún siguen muriendo niños en Iraq


From "Sheila Mesa" <smm@wcc-coe.org>
Date 08 Aug 2000 00:23:51

Consejo Mundial de Iglesias
Crónica, Feat-00-07
Para difusión inmediata
2 de agosto de 2000

Sanciones: aún siguen muriendo niños en Iraq
Mel Lehman

Para el Dr. Al Abdili, una de las tareas más difíciles que tiene que realizar es visitar la sala de pediatría con enfermos de leucemia de su hospital en Bagdad. "Sabemos que hay un porcentaje de cura en casos de leucemia en el extranjero", dice el Dr. Abdili. "Aquí, nuestros pacientes mueren sin que podamos hacer nada por ellos".  

El doctor Abdili es jefe de clínica del Hospital Sadaam de la Facultad de Medicina de  la Universidad Mustansyria de Bagdad. Esa mañana el doctor Abdili examina a Ali Haki, un niño de ocho años, enfermo de leucemia. En muchos países, Ali y sus médicos hubieran tenido por lo menos la posibilidad de luchar y vencer esa enfermedad. Aquí, en Iraq, es casi seguro de que morirá. ¿Por qué? Porque el hospital del Dr. Abdili no ha podido conseguir los medicamentos que Ali necesita debido a las sanciones impuestas por las Naciones Unidas a Iraq. (La primera resolución relativa a las sanciones contra Iraq fue la resolución 661 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada el 6 de agosto de 1990.)

Ese día, lo único que Abdili puede hacer por el joven Ali es consolarlo. Durante los últimos años, ha visto, con tristeza, aumentar la cantidad de pacientes como Ali. "Antes de las sanciones", dice, "perdíamos sólo un paciente cada 48 horas. Ahora, tras 10 años de sanciones, perdemos de tres a cuatro pacientes diariamente. El índice de mortalidad es de seis a ocho veces más elevado desde que se aplican las sanciones".  

Las sanciones comenzaron a aplicarse hace 10 años, después de la invasión de Kuwait. Son las más rigurosas que se han impuesto a un país; sin embargo, en un comienzo, contaron con un apoyo casi unánime, porque se creía que constituían una alternativa dura pero positiva para la guerra.  

A pesar de todo no impidieron que se desencadenase la Guerra del Golfo en 1991. Desde entonces, las sanciones se han cobrado la vida de más de 
500.000 niños, de conformidad con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) -, y, según cifras del Gobierno de Iraq, de probablemente 1,3 millón. Para el UNICEF, la situación en Iraq es una verdadera "crisis humanitaria".  

Efectos en la sociedad

Además de la pérdida de vidas humanas, cabe señalar que la sociedad en su totalidad está completamente destrozada. La malnutrición, que afecta al 25% de los niños menores de cinco años, ha causado problemas de raquitismo generalizados, o retrasos en el crecimiento. Ha habido un aumento impresionante de niños que viven en la calle. La deserción de la escuela es de aproximadamente la tercera parte de los niños en edad escolar. Muchos iraquíes dejan el país buscando oportunidades en otras partes del mundo. Y el programa "petróleo por comida", en el que se prevé la asignación de los fondos de la venta del petróleo iraquí para ayuda humanitaria, está lejos de haber tenido resultados satisfactorios: Muchas personas aún sufren de carencias nutritivas esenciales y faltan medicamentos para niños como Ali Haki.  

Las comunidades cristianas locales también han sufrido a causa de los efectos de las sanciones. Para una delegación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que visitó Iraq en 1998 "La vida y el testimonio de las iglesias se ven afectados debido a que se ha socavado la base misma de su ministerio y de su autonomía. Los recursos disponibles en la comunidad han menguado por razón de que hay cada vez menos cristianos a causa de la emigración que es resultado de las dificultades económicas."

En el informe del CMI de 1998 consta que los cristianos en Iraq representaban del 2,5% al 5% del total de la población, o sea que había habido una disminución considerable durante los años anteriores debido a la emigración de muchos cristianos a Líbano y a los países occidentales.   

Un llamamiento en favor del levantamiento de las sanciones

A medida que transcurría el decenio y aumentaba el número de enfermos y de muertos, más y más organizaciones, incluido el CMI y el Vaticano, exigieron el levantamiento de las sanciones económicas contra Iraq. En una carta dirigida al secretario general de las Naciones Unidas, Sr. Kofi Annan, a comienzos de este año, el secretario general del CMI, Dr. Konrad Raiser, calificó la situación de "espantosa", y dijo que "ya era hora de que el Consejo de Seguridad levantara las sanciones con efecto inmediato, por sus efectos directos e indiscriminados sobre la población civil de Iraq".  

Michael Nahhal, que ha representado a la comunidad ecuménica en Iraq en calidad de coordinador de socorros del Consejo de Iglesias del Oriente Medio, durante los últimos diez años, también ha hecho un llamamiento en favor del levantamiento de las sanciones.  

"Una generación entera de jóvenes vive en la mayor indigencia y se ve privada de las oportunidades que le permitirían desarrollar su potencial como seres humanos", dice Nahhal. "Los iraquíes están muy resentidos. El sufrimiento de la población es inmenso. Uno tiene que preguntarse: ¿cuál es el objetivo de las sanciones impuestas a Iraq?"

Muchas personas se preguntan actualmente si las sanciones tienen algún sentido. Y reconocen  que no afectan realmente a las personas a las que estaban destinadas - el Gobierno de Iraq - sino que, por el contrario, golpean duramente a los ciudadanos comunes. Como era de esperar, las sanciones han aumentado los sentimientos negativos contra las Naciones Unidas y contra los dos países ante todo responsables por su mantenimiento: los Estados Unidos de América y Gran Bretaña. Al mismo tiempo, como piensa actualmente la mayoría de los observadores, las sanciones han reforzado, de hecho, el Gobierno del presidente Sadaam Hussein.  

La ayuda humanitaria no es suficiente

Esos análisis geopolíticos poco interesan a Ali Haki y a millones de otros niños iraquíes cuya salud y cuyas vidas están amenazadas por la continuación de las sanciones. Ellos no quieren otra cosa que vivir y disfrutar de la vida como cualquier otro niño del mundo.  

Tras la crisis del Golfo, las iglesias y sus organismos de cooperación han llevado a cabo programas de socorro humanitario en favor del pueblo iraquí. Michael Nahhal y el Consejo de Iglesias del Oriente Medio han desempeñado un importante papel de enlace entre Iraq y el mundo exterior. Gracias a sus esfuerzos, la comunidad ecuménica ha podido distribuir entre la población: 2.000 toneladas de alimentos con alto porcentaje proteínico, y medicamentos de urgencia, 52 toneladas de leche en polvo, 7.300 libros y revistas médicos, 54.000 sábanas y 50.000 mantas para los hospitales, 5.000 estuches escolares, 8.000 botiquines de emergencia y muchos otros socorros.  

Sin embargo, como observa la delegación del CMI en su informe de 1998, las iglesias de Iraq, aunque valoran la asistencia humanitaria que les envían las iglesias estadounidenses y europeas, "no quieren únicamente caridad, sino también el apoyo y la solidaridad de los cristianos de todo el mundo".  

"Lo que Iraq necesita actualmente", explica Nahhal, "es una actitud sincera y comprensiva. Para ello, serán necesarios ingentes esfuerzos a fin de instaurar una paz duradera en esa región que ha sufrido tanto durante los últimos decenios. Esa paz sólo puede lograrse si se basa en el respeto y en la comprensión."

Mel Lehman vive en la ciudad de Nueva York y está escribiendo un libro acerca de los efectos de las sanciones sobre el pueblo iraquí. Estuvo en Iraq de mayo a junio de 2000.  

Las fotografías que acompañan esta crónica pueden solicitarse.

Para más información pónganse en contacto con:
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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 337 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.

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