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Date Thu, 08 Apr 2004 18:20:39 +0200

Consejo Mundial de Iglesias - Cronica
Para difusisn inmediata - 8 de abril de 2004

Tras 100 dmas en su puesto, Kobia ve el CMI como "un puente de comunicacisn
para la humanidad" 

El Rev. Dr. Samuel Kobia toms posesisn de su cargo como secretario general
del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) a principios de 2004. Con ocasisn de
cumplir sus primeros 100 dmas en el puesto, concedis la siguiente entrevista
al Equipo de Informacisn Pzblica del CMI. En ella Kobia habla de su trabajo
cotidiano y de sus primeras acciones como secretario general, los desafmos a
los que se enfrenta el movimiento ecuminico en los inicios del siglo XXI, el
papel y las prioridades del CMI y sus sueqos e ilusiones para el Consejo.
(Este material puede ser reproducido libremente. Fotografma en alta
resolucisn sin cargo disponible, viase al final.)

Han pasado ya 100 dmas desde que asumis usted el cargo de secretario general
del Consejo Mundial de Iglesias. ?Ha habido sorpresas en este comienzo? 

Naturalmente no soy nuevo en el CMI ni tampoco en la Secretarma General,
porque he formado parte del personal dirigente de la organizacisn durante
muchos aqos, pero debo decir que sslo cuando uno se sienta en donde yo estoy
ahora se aprecian todas las dimensiones de este puesto. Una de las cosas que
me ha sorprendido es el volumen de trabajo que ha de hacer cada dma el
secretario general. Por ejemplo, el volumen de correspondencia ordinaria y
electrsnica que produce diariamente nuestra tupida red de relaciones es
incremble. Despuis, requieren mi tiempo personas que nos ven como
interlocutores validos. Ademas de otras organizaciones internacionales,
iglesias miembros y entidades de nuestro ambito, hay muchas otras personas
del pzblico en general que vienen aqum o que solicitan ser recibidas. Muchas
mas de las que yo esperaba. 

Mirando hacia atras, ?puede compartir algunas de sus primeras acciones desde
que asumis el cargo?

Doy mucha importancia a las relaciones. Una organizacisn es buena si sus
relaciones son buenas, especialmente con sus propios miembros. Siendo los
srganos rectores del CMI tanto los representantes directos de la comunidad de
iglesias como mi principal fuente de asesoramiento y consejo, empeci por
dirigir una carta personal a cada miembro de nuestro comiti central. A
continuacisn, para mejorar nuestras relaciones con los interlocutores
ecuminicos que nos financian, mantuve una reunisn con nuestros donantes mas
prsximos. Y despuis, convencido de la gran importancia de las relaciones del
secretario general con su personal, me he esforzado por mostrarme accesible,
escuchar y reunirme con los colegas del personal durante estos primeros 100
dmas. 

A comienzos de marzo viaji a Washington para asistir a una reunisn de las
iglesias de los Estados Unidos. Querma reforzar la relacisn con nuestros
miembros de esa parte del mundo, teniendo en cuenta que en 2004 el Decenio
para Superar la Violencia enfoca su atencisn en los Estados Unidos. Un
momento destacado de ese viaje fue la reunisn que mantuve con los dirigentes
de las iglesias negras histsricas que son miembros del CMI, la primera
reunisn que tiene lugar entre un secretario general del CMI y los dirigentes
de tales iglesias. 

Tambiin a principios de marzo visiti Antelias, Lmbano, para reunirme con el
moderador de nuestro comiti central, Su Santidad Catholicos Aram I, y con
representantes de la Iglesia Catslica Romana. Ello me permitis afirmar que
las relaciones entre el CMI y la Iglesia Catslica Romana seguiran
reforzandose. 

?Qui evaluacisn le merece la situacisn actual del movimiento ecuminico, y
cuales serman a su parecer algunos de los principales desafmos de este
tiempo? 

Esta claro que en los zltimos diez aqos, el CMI ha tratado de responder a
cuestiones fundamentales que se plantean al movimiento ecuminico mediante
estudios como "Hacia un entendimiento y visisn comunes del CMI", que
recalcaron la dimensisn del Consejo como comunidad de iglesias, y la
necesidad de profundizar y ampliar esa comunidad. La Comisisn Especial sobre
participacisn de los Ortodoxos en el CMI fue un proceso analogamente
importante, seguido mas recientemente por el comienzo de un debate sobre una
nueva configuracisn del movimiento ecuminico. Todos istos son importantes
indicadores del deseo y la necesidad de reevaluar hoy el movimiento
ecuminico. 

Creo que ha llegado el momento de considerar de nuevo realmente el movimiento
ecuminico de hoy. Creo que iste se encuentra ante un desafmo sin precedentes.
Atras quedan, en muchos sentidos, la situacisn en que nacis el CMI y las
realidades que lo han sostenido en tirminos de la misisn, los objetivos y la
causa del Consejo. Nos encontramos en una situacisn enteramente nueva. Las
formas clasicas de aprendizaje ecuminico estan cambiando. Los movimientos
cristianos estudiantiles y las academias de laicos que son los vectores
tradicionales de formacisn ecuminica parecen esforzarse por sobrevivir en
muchos lugares. Crece el ecumenismo bilateral. Algunos pentecostales y
evangilicos consideran ahora que trabajan por el ecumenismo porque atraen a
gentes de diversas denominaciones a colaborar, por ejemplo en organizaciones
paraeclesiasticas. Y la aparicisn de congregaciones no denominacionales es
tambiin una nueva realidad. En resumidas cuentas, yo dirma que tanto a escala
mundial como
  !
local el movimiento ecuminico se encuentra ante una realidad cambiante que
nos fuerza a reevaluarla y a considerar la manera de seguir avanzando. Tengo
la impresisn de que las formas actuales del movimiento ecuminico
institucional no se adaptan convenientemente a nuestras necesidades. 

Otro desafmo se refiere a las iglesias protestantes. Histsricamente, la
corriente central del protestantismo, en particular en Europa, ha desempeqado
un papel central en el movimiento ecuminico y ha aportado mucho tanto al
pensamiento como a las formas del movimiento ecuminico y del CMI. Ahora, si
bien las iglesias protestantes de Europa siguen teniendo un papel destacado
en el movimiento ecuminico, parecen estar perdiendo parte de su estatus y su
influencia en la sociedad. Por otra parte, me anima ver que el espmritu del
ecumenismo sigue vivo en las iglesias miembros del CMI, tanto protestantes
como ortodoxas, en todas las regiones. Hemos visto un renovado interis en
otras partes del mundo cristiano que tradicionalmente no estaban integradas
en el movimiento ecuminico. Estas zltimas tendencias suscitan esperanza.
Estamos pues en un tiempo de cambio, un tiempo de inquietud para algunos, y
me pregunto si la bzsqueda de una nueva configuracisn del movimiento
ecuminico brindara 
 e!
l ambito adecuado para hacer frente a estas cuestiones, o si necesitaremos
encontrar nuevas maneras de plantearlas al avanzar en el siglo XXI. 

Ha mencionado usted las relaciones con la Iglesia Catslica Romana y el papel
de las iglesias ortodoxas. ?Qui juicio le merecen sus contribuciones al
movimiento ecuminico en el siglo XXI? 

Los trabajos desde 1999 de la Comisisn Especial sobre Participacisn de los
Ortodoxos en el CMI muestran que las iglesias ortodoxas deseaban confirmar su
adhesisn al ideal ecuminico. Cuando vieron que habma algo necesitado de
cambio, o con lo que no estaban de acuerdo, su reaccisn no fue retirarse sino
implicarse y cambiar sin dejar de permanecer en la familia ecuminica. Tambiin
he visto que las iglesias miembros del CMI, interpeladas por los ortodoxos,
han estado dispuestas a implicarse ellas mismas en un debate de las
cuestiones centrales a la comunidad que es el CMI, y no se limitaron
simplemente a cumplir requisitos institucionales o asistir a reuniones. 

La Comisisn Especial tambiin ha creado para el CMI la oportunidad de un
cambio en su cultura institucional que no tiene precedentes, gracias a su
propuesta de un modelo de consenso que se esta introduciendo gradualmente.
Esto podrma significar un cambio notable y positivo en nuestra manera de
trabajar, y nos da una fsrmula para hacer frente en el futuro a cuestiones y
problemas polimicos. 

Tambiin es importante considerar nuestras relaciones con la Iglesia Catslica
Romana. Cuando me reunm en Antelias con el presidente del Pontificio Consejo
por la Unidad de los Cristianos, Cardenal Walter Kasper, hablamos sobre la
manera de reforzar nuestra colaboracisn, en particular cuando disponemos de
un marco como el Grupo Mixto de Trabajo entre el CMI y la Iglesia Catslica
Romana. Lo mas importante aqum no es la condicisn de miembro, sino la
profundizacisn de nuestra colaboracisn. Es preciso renovar la apuesta por la
unidad visible de las iglesias. La Comisisn de Fe y Constitucisn y el Grupo
Mixto de Trabajo son muy importantes porque ofrecen posibilidades para la
participacisn de la Iglesia Catslica Romana en la vida y los trabajos del
CMI. Me siento tambiin animado por los crecientes esfuerzos de colaboracisn
en el ambito de migracisn, salud y sanidad, sin olvidar las tradicionales
relaciones en el ambito del dialogo interreligioso. 

?Csmo definirma usted el papel y la contribucisn especmficos del CMI en este
contexto complejo y cambiante? 

El CMI es znico en su ginero, y su peculiaridad radica en su papel especial
como "espacio" mundial multilateral que congrega a una extraordinaria
representacisn de historias, culturas y teologmas para encontrarse
recmprocamente de una manera que no se da en ninguna otra organizacisn. Hay
en el CMI una riqueza inigualada, y tenemos que encontrar maneras de hacer el
mejor uso de este tesoro. La diversidad que tenemos aqum debe ser considerada
no como un obstaculo, sino como un rico recurso que hay que poner al servicio
de todos. 

?Csmo imagina usted el prsximo permodo del CMI, de cara a su novena asamblea
en 2006 y al 60 aniversario de la organizacisn en 2008? 

Uno de los descubrimientos que he hecho en las reuniones con organizaciones y
personas durante aqos es que se espera del CMI que sea una voz moral tanto
para sus miembros como para el mundo en general. Quisiera que el CMI fuese un
movimiento y una institucisn que ofreciese orientacisn moral frente a los
problemas crmticos del mundo. Estoy convencido de que las cuestiones
planteadas al mundo de hoy son fundamentalmente de mndole espiritual. Pese a
los notables progresos tecnolsgicos y cientmficos en muchos ambitos, cuando
se trata de las relaciones humanas, los desafmos son enormes. 

En Africa, las personas que llegan a 60 aqos son consideradas como
suficientemente juiciosas para aconsejar a la comunidad y a la familia sobre
cuestiones importantes. Espero que el CMI, a sus 60 aqos, pueda ofrecer este
tipo de servicio, y sea visto como una comunidad que ayuda a los demas a
progresar y a responder a los desafmos. 

?Qui prioridades ve usted para el CMI en el futuro inmediato?

Nuestra labor debe apoyarse hoy en la espiritualidad. Cualquier cosa que
hagamos, desde la diaconma hasta el trabajo por la justicia y la paz o el
dialogo interreligioso, debemos descubrir csmo la espiritualidad puede ser su
sustento y su base. A este respecto es importante la Iglesia Ortodoxa, como
una parte del movimiento ecuminico con siglos de espiritualidad viva. El
movimiento ecuminico puede beneficiarse enormemente de sus dones. 

Mirando hacia atras, podrma decir que la decisisn del CMI de proclamar un
Decenio para Superar la Violencia fue verdaderamente inspirada por el
Espmritu Santo. Creo que la violencia en todas sus formas es realmente lo que
amenaza con desgarrar a la humanidad. La inseguridad en nuestros hogares, en
nuestras comunidades, en las ciudades y en el mundo es la mayor preocupacisn
de la gente. La fragmentacisn del mundo de hoy es ciertamente una
consecuencia de la pirdida por parte de la humanidad de su capacidad para
mantener relaciones de buena vecindad. Las iglesias y el CMI pueden aportar
una importante contribucisn a la superacisn de la violencia en todos los
niveles, y el Decenio para Superar la Violencia nos ofrece un marco para
avanzar en ese sentido. 

En comparacisn con lo que muchos esperaban hace 50 aqos, la religisn al
empezar el siglo XXI ha vuelto a la escena pzblica. Se atribuye a la religisn
un lugar central en la sociedad, y la religisn sigue siendo un fuerte
elemento de identidad para muchas personas en muchos lugares. Asm pues, el
dialogo entre religiones es azn mas esencial para que las diferencias de
identidad no sean una fuente de conflicto o un "choque de civilizaciones",
sino una fuente de paz. Por aqadidura, la propia pluralidad religiosa nos
interpela de muchas maneras: ?Csmo podemos pensar y actuar juntos respecto a
cuestiones de interis comzn? ?Csmo nos vemos a nosotros mismos los
cristianos, y csmo vemos la educacisn cristiana a la luz de la pluralidad
religiosa? He aqum verdaderas prioridades para las iglesias, asm como para el
CMI.

La educacisn y la formacisn ecuminicas constituyen tambiin un ambito
necesitado de particular atencisn. Hay que dedicar mucho infasis y recursos a
los jsvenes en particular, pero todas las generaciones necesitan reafirmar en
nuevas formas su compromiso con el movimiento ecuminico. 

Y por supuesto, en todo momento la bzsqueda de la unidad visible de las
iglesias ha de seguir siento una prioridad maxima para el Consejo. La
extensisn de nuestra comunidad de iglesias sigue siendo especialmente
importante en este contexto. Necesitamos afirmar de nuevo que el objetivo de
la unidad visible de las iglesias ocupa un lugar central en la vida del CMI. 

?En qui sentido cree usted que se ha reforzado el papel de la mujer y de la
juventud en el movimiento ecuminico? 

La reciente visita de una delegacisn de jsvenes de Dinamarca al CMI me dio
mucho que pensar. Creo que necesitamos utilizar nuestros marcos
institucionales y programaticos, en especial el Instituto Ecuminico de
Bossey, para ampliar la participacisn activa de los jsvenes en la vida del
CMI. Las nuevas tecnologmas pueden ofrecer maneras creativas de hacerlo.
Quisiera tambiin aprovechar la novena asamblea del CMI, tanto su preparacisn
como el evento mismo, como ocasisn para promover la participacisn de muchos
cientos de jsvenes, reforzando las oportunidades de formacisn y compromiso
ecuminicos mas alla de los 700 delegados oficiales. Analogamente, quisiera
extender esta oportunidad a las mujeres, tradicionalmente marginadas en la
iglesia y en la sociedad. La asamblea es una ocasisn para dedicar especial
atencisn a las mujeres, y es un momento importante durante el cual ellas
pueden ocupar el puesto al que tienen derecho en el movimiento ecuminico. 

Es esencial reconocer que las mujeres son particularmente vmctimas de la
violencia en nuestro mundo de hoy, en el que conflictos y guerras se ciernen
cada vez mas sobre las poblaciones civiles. En Africa, los tragicos
conflictos de los zltimos aqos me dicen que algo ha funcionado realmente mal
en nuestras sociedades. Se han traspasado lmmites sagrados cuando las
vmctimas son mujeres y niqos. Tambiin en esto, el Decenio para Superar la
Violencia nos ofrece un marco para afrontar algunas de estas cuestiones y
movilizar a nuestras iglesias, movimientos y grupos en beneficio de las
mujeres, los niqos y los jsvenes de hoy. 

?Qui mensaje del CMI quisiera usted recalcar hoy? 

Para mm esta cada vez mas claro que lo que el mundo y la humanidad necesitan
hoy son puentes que faciliten el contacto y la relacisn entre las personas.
Por todas partes, vemos personas y relaciones lastimadas. Pese a que vivimos
en una era de viajes internacionales y grandes migraciones, muy a menudo el
forastero no es bienvenido en muchos lugares. Nuestra misisn es ayudar a las
personas a redescubrir la humanidad del prsjimo y el valor fundamental de las
relaciones humanas. Quisiera que el CMI sea un constructor de puentes y il
mismo un puente de comunicacisn para la humanidad, que permita a las personas
relacionarse de nuevo entre sm. 

Fotos de alta resolucisn para ilustrar esta entrevista pueden obtenerse en:
http://www.wcc-coe.org/wcc/press_corner/pc_kobiabio-s.html

Para mas informacisn psnganse en contacto con Juan Michel, encargado de
relaciones con los medios de comunicacisn,  tel: +41 22 791 6153,  Msvil +41
79 507 6363, media@wcc-coe.org	
. . .

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 342 iglesias,
procedentes de mas de 120 pamses de todos los continentes y de la mayor parte
de las tradiciones cristianas. La Iglesia Catslica Romana no es una iglesia
miembro pero mantiene relaciones de cooperacisn con el CMI. El srgano rector
supremo es la Asamblea, que se rezne aproximadamente cada siete aqos. El CMI
se constituys oficialmente en 1948 en Amsterdam (Pamses Bajos). Al frente del
personal del CMI esta su Secretario General, Samuel Kobia, de la Iglesia
Metodista de Kenya. 


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