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CMI - Europa debe tomarse en serio la tarea de la reconciliación


From "Sheila MESA" <smm@wcc-coe.org>
Date 01 Sep 1999 08:15:48

Consejo Mundial de Iglesias
Comunicado de Prensa
Para difusión inmediata
1 de septiembre de 1999

COMITÉ CENTRAL  No. 14 

EUROPA DEBE TOMARSE EN SERIO LA TAREA DE LA RECONCILIACIÓN

La conciencia de una Europa total, fue la afirmación más rotunda que apareció en las intervenciones de los representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), de la Conferencia de Iglesias Europeas, y de las iglesias en Rumania en su información a la prensa respecto a: "Perspectivas ecuménicas sobre el futuro de Europa". Esta rueda de prensa tuvo lugar en el marco de la reunión del Comité Central del CMI, que se realiza hasta el próximo 3 de septiembre en Ginebra, Suiza.  

"Las Iglesias tienen que convencerse de que cuando hablan de Europa, se refieren a toda Europa, no sólo a la Europa de la Unión Europea, o a la Europa del Oeste. La Europa real es la del Este y la del Oeste". Así se refirió Keith Clements, secretario general de la Conferencia de Iglesias Europeas (CIE) sobre lo que debe ser la conciencia de una Europa total. Agregó que en la actualidad en el lenguaje de las iglesias y de los políticos está instalada una visión parcial de Europa.  

La cuestión no es sólo de lenguaje, sino que también es un problema de diferencias históricas. Europa se encuentra frente a un nuevo período que surge de un gran cambio producido por el del fin de la guerra fría y Europa necesita clarificar cual es su comprensión de sí misma. "Europa ha sido el único continente que se dió nombre a sí mismo", comentó Alexander Belopopsky, representante del CMI y responsable de Relaciones Regionales. "El número de países europeos se ha multiplicado en los últimos años", agregó. Belopopsky, de confesión ortodoxa, citó un informe de Naciones Unidas titulado "¿Pobreza en transición?", para hacer ver como se compara los crecimientos y desarrollos en Europa, donde,  en la segunda mitad del siglo XX, mientras los países del Este han pasado a situaciones de pobreza indescriptible, en la Europa del Oeste se ha tenido el mayor desarrollo económico y social de su historia.  

Para el trabajo del CMI eso ha significado entrar en programas especiales de atención a las necesidades concretas de las personas, trabajando principalmente en atención social y educación. Belopopsky, señaló como ejemplo el programa del Fondo de Solidaridad con las Mujeres del CMI, sección Europa, que ha desarrollado acciones en la ex-Yugoslavia tras la guerra para la recuperación social, laboral y psicológica especialmente de mujeres y niños, principales víctimas de las violaciones a la dignidad de las personas ocurridas tras los períodos de asedio y bombardeo de las ciudades.  

La información a la prensa tomó como referencia el caso de Rumania para destacar la tarea y el desafió al diálogo ecuménico que suponía la nueva situación tras la caída del muro de Berlín. El obispo Christoph Klein, de la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Rumania y miembro del Comité Central,  explicó que la ventaja con la que cuenta su país es que tras la Primera Guerra Mundial, la "gran Rumania" vivió una riqueza multiconfesional, multiétnica y pluricultural que les enseñó mucho sobre la tolerancia, y "así fue fácil establecer instrumentos ecuménicos prácticos, como la Asociación Ecuménica de Rumania, que trabaja en acción social como una plataforma, no sólo para superar las diferencias, sino para propiciar el trabajo común". Entre los ejemplos citó las casas de acogida para los niños de la calle.   

Las cuestiones pendientes en Rumania, que salieron a la luz con las preguntas de los periodistas presentes en la reunión informativa, fueron sobre las minorías, especialmente los gitanos, y la relación con las iglesias ortodoxas. El obispo rumano habló de la situación de los gitanos calificándola de compleja, las iglesias han hecho de mediadoras, y han aportado trabajos para llevarles electricidad y agua. Sobre las Iglesias ortodoxas, clarificó el secretario general de la CIE, Clements, que "no hay que exagerar las diferencias. Cuando se oyen algunas voces del Oeste sobre los ortodoxos, se les califica de conformistas; cuando se oyen algunas voces del Este, se califica a los cristianos occidentales de individualistas; pero  no debemos profundizar las divisiones ni la incomprensión. Tenemos que atender a las necesidades humanas y de la sociedad". 

Europa se presenta, en su totalidad, como un desafío desde la perspectiva ecuménica, un desafío de diálogo y de comprensión mutua, un desafío de reconciliación. En la reciente reunión paneuropea de Graz, Austria, que fue convocada por las Conferencias Episcopales de Europa y por la Conferencia de Iglesias Europeas, celebrada en 1997, el tema fue "Reconciliación, don de Dios y fuente de vida nueva". Keith Clements citó esta segunda gran Asamblea Ecuménica Europea, la primera fue en Basilea en 1989, como "un principio de buena relación". Además dijo el secretario general de la CIE que "en Graz estuvo claro para las iglesias poner un fuerte énfasis en considerar a Europa como la casa común de todos, en derechos humanos, en ecología y en el lugar de los hombres y las mujeres que integran esta  la sociedad".  

Uno de las resultados de Graz es la "Carta Ecuménica", que es un documento en preparación entre todos los participantes de aquella Asamblea Ecuménica Europea, que desarrolla principalmente la importancia de "tomar la tarea de la reconciliación en serio" explicó Clements a preguntas de los periodistas. En relación al tema de la mujer en la Iglesia, el secretario general de la CIE afirmó que "la CIE anima la participación de las mujeres en todas las iglesias en todos los niveles y liderazgos. Hay que escuchar la voz de las mujeres" y explicó el trabajo que desarrolla la CIE con las mujeres.  

Finalmente se calificó a la Unión Europea como una nueva experiencia de gobierno, diferente de la sola integración política y económica o del intergobierno. Las iglesias, y así fue destacado por Belopopsky y por el pastor Clements, cuentan con un instrumento de trabajo con las instituciones de la Unión Europea -Comisión Europea, Parlamento Europeo- y de la Europa real -Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y el Consejo de Europa-. La Comisión de la CIE para Iglesia y Sociedad, que es el nombre de esta herramienta, representa a las iglesias de toda Europa ante las citadas instituciones y tiene la función de educar a los miembros de las iglesias para trabajar con sus gobiernos. También está capacitada para mantener un diálogo crítico constructivo con los hacedores de la política. Una parte importante del trabajo de la citada Comisión es su presencia como observador en la OSCE, vigilando especialmente las cuestiones de libertad religiosa y derechos humanos que se plantean en ese foro, el pastor Rüdiguer Nöll, representa a la CIE ante la OSCE y es moderador de uno de los grupos de trabajo sobre libertad religiosa de ese foro.  

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El Consejo Mundial de Iglesias es una comunidad de 336 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.

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